Preinscripción en línea para la preparación al Sacramento de Comunión o Confirmación | Ciclo 2021 – 2022
Jesús, antes de sacrificarse en la cruz por nosotros, quiso quedarse a nuestro lado: él está presente en la eucaristía.
Durante la cena, Jesús tomo pan, pronunció la bendición, lo partió y dándolo a sus discípulos, dijo: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo”. Tomó luego un cáliz y, después de dar gracias, lo dio a los discípulos diciendo: “Beban todos de él, porque esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama por todos para el perdón de los pecados”.
Mateo 26, 26-28
Jesús, en la ultima cena, no solo manifestó su deseo de estar siempre con nosotros; sino que a través del pan y del vino, convertidos en su cuerpo y su sangre lo hizo realidad. Jesús esta con nosotros y quiere que lo recibamos con mucha frecuencia.
Así como el alimento fortalece nuestro cuerpo para evitar enfermedades, ayudándonos a crecer y a vivir mejor, la eucaristía también fortalece nuestra vida espiritual, la gracia de dios que recibimos en el bautismo.
Comer y beber a Jesús es hacerse uno con él, Jesús ha venido para que tengamos vida y una vida plena; por eso se hace alimento y, al mismo tiempo, se convierte en:
Ideal y meta de nuestra vida.
Guía y maestro.
Amigo y hermano.
Fortaleza y unidad con los demás.
Jesús desea transformarnos del todo, día a día, momento a momento, no solo en el momento de la comunión. Vivir para siempre es pertenecerle a Jesús.